19 julio 2012

Trincheras del siglo XXI (VII)

Cuando la calle se mueve 

La calle, ese terrible amasijo de formas: edificios, farolas, aceras, etc. Ubre de breadas estepas. Negro vial de endemoniados humores. La calle. La calle. 

¿Dónde esta la calle que vértebra mi ciudad? 

Hoy no existe, simplemente. Duerme acallada bajo los pies de la gente. Anestesiada por los ríos de personas de todas las edades y opciones políticas, que, como afluentes de distintos ríos, multicolor reflejo, se convierte en el agua fresca de la verdad de un pueblo. No hay culturas, estereotipos, profesiones. Una social masa es una alfombra que cubre a la viscosa brea. 

La transmuta por una horas en alegorías pacificas y proclamas a la justicia, a los derechos sociales. Por unas horas, es el mensaje de miles de pensamientos que se vocalizan en el punto cero donde un país emerge o sucumbe. 


Cuando la calle se mueve, cuando la calle habla, el grito de la democracia llega por sus arterias a romper las cristaleras de quien niega la existencia de opciones morales, de pensamiento y obra democrático. Pataletas de escritor de media pluma. Puede ser, pero, para saber a que sabe el agua de este río, como su corriente arrastra, como entender su vocabulario, su histeria, su desgarrador canto de colores y reivindicaciones, para que el milagro suceda, hay que mirar a los ojos de tu vecino ultrajado, darle un abrazo y decirle a la cara: mañana, no dejare que vengas solo. 

Cuando la calle se mueve, fíjate bien, puede que entre tanta gente distingas a alguien que conoces. Quizás, te este protegiendo sin que tú lo sepas. 



¿Dónde esta la calle que vértebra mi ciudad? 

A la intemperie, esperando que los necios recuperen el sentido de la responsabilidad que ahora sufre su egocentrismo. 

Aunque, al final, terminarán diciendo que estaba loco...

Loco
Poeta

No hay comentarios: